Experiencia real Mazda CX-30
MONZA MOTOR
Concesionario oficial Mazda
Ubicación Avenida Andalucía, s/n. Polígono Fatinafar. 18015. Granada
Teléfono 958 126 211

Experiencia real Mazda CX-30

Francisco de la Cruz ha probado el Mazda CX-30 Skyactiv Zenith, con motor 122CV y 186CV, y nos cuenta cómo ha sido su experiencia.
Fecha: 07-04-2022
Experiencia real Mazda CX-30
Fecha: 07-04-2022

Considero que en el sector del automóvil el cliente es el primero, principal y mejor embajador de cada marca. Con nuestra experiencia con el producto y el ecosistema generado alrededor de él, nos convertimos en la mayor fuente de influencia en nuestros círculos de confianza.

Las marcas cuidando el producto, y los concesionarios la atención al cliente y la post-venta, deben exigirse que un cliente no solo compre un vehículo, si no que genere un vínculo de fidelidad, sintiéndose partícipe de la filosofía y los valores de la firma, que en definitiva, vean al vehículo y la marca como una elección que representa su personalidad y estén orgullosos de ella.

Por ello me gustaría agradecer al equipo humano de Monza Motor el trato, la atención y la buena disposición que han tenido conmigo en todo este tiempo, compartiendo mi experiencia con los demás.

Sector con mucha historia

Con esta premisa, y siendo un gran aficionado del mundo del motor, he aprovechado algunas visitas al concesionario para comentarles si podían dejarme algunos modelos actuales. El sector avanza rápido y en pocos años (o incluso meses) podemos quedarnos desactualizados sobre las innovaciones o cambios de ideología en las marcas. Por parte del concesionario no solo no ha habido ningún problema en hacerlo, si no que además me han tratado fenomenal en todo momento explicándome cada detalle para sacar el máximo partido a los modelo que he probado, mostrándome qué ha buscado la marca en cada uno de ellos y así poder crearme una opinión certera y con fundamento sobre el producto. Esto es muy importante, pues, aunque el sector cada vez se siente más genérico y cambiar de una marca a otra es casi inapreciable, en el caso de Mazda no es así, esconde mucho más de lo que se puede ver en cualquier catálogo.

Vivimos años de pantallas gigantes, luces por todo el salpicadero y vehículos cargados de info-entretenimiento, en los que las compañías rivalizan entre si intentando hacer del interior casi el de una nave espacial donde abrumarnos con tanta “tecnología del futuro”. Queriendo atraer a las nuevas generaciones y ahogados por las normativas y la burocracia, han olvidado y perdido mayoritariamente su esencia, lo que ha hecho enamorarnos a muchos del sector y que a algunas marcas las consideremos ahora míticas. Están quedándose atrás los modelos icónicos, aquellos que nos hicieron soñar o desearlos, por las sensaciones que transmitían, los motores con garra o ingenio, el diseño atrevido, las innovaciones que empujaban el límite de la ingeniería cada vez más allá… Es un sector con una tradición de más de un siglo, donde las empresas dan mucho valor a su historia, a lo que ha hecho poner a cada una en su lugar, lo que hace preguntarme, ¿qué marcas las seguiremos sintiendo especiales?. ¿Cuántos modelos actuales recordaremos dentro de unas décadas?. Probablemente muy pocos, pero entre ellos, seguro que habrá algún Mazda.

La Mazda actual desborda personalidad y no ha olvidado que, aun fabricando máquinas, éstas despiertan una pasión irracional, que nos hacen sentir emociones en algo que el ser humano lleva en su ADN desde que empezó a caminar: querer sentirse en movimiento, llegar más lejos, correr más. Se puede apreciar en la calle cuando los ves pasar, e incluso simplemente en fotos o vídeos, pero nada les hace justicia a probarlos, a sentirlos cerca y conocer la verdadera esencia de esta marca: el placer de volver a conducir. Son coches hechos por y para el disfrute del conductor, donde la filosofía de diseño impregna cada detalle para que quien esté al volante se sienta el verdadero protagonista de la historia.

De todos los modelos que he probado últimamente, debo destacar el Mazda CX-30 por lo sorprendido que me ha dejado. Quiero compartir una pequeña reseña con vosotros de qué me ha parecido, animándoos a probarlo, pues con palabras y datos técnicos no es suficiente para expresar el triunfo que supone en el sector este coche.

Mazda CX-30

Aun teniendo la tan de moda estética SUV, consigue mantener el icónico diseño de los últimos años de la marca, galardonado y siempre reconocible. A su filosofía de diseño estético lo llaman KODO, que en japonés significa “alma en movimiento” y han sabido plasmarlo con todo lujo de detalles incluso en este segmento, que se encuentra inmerso en diseños que buscan agradar a todo tipo de clientes y que por lo tanto son impersonales.

Han conseguido impregnar a toda la estética exterior de carácter, deportividad y agresividad, con unas pautas de diseño que evocan movimiento, como si aun estando parado siempre quisiera avanzar, no detenerse nunca.

Exterior inconfundible

Parte de un morro de grandes proporciones, como los de antes, alargado y afilado, del que destaca la parrilla, de gran tamaño y muy bien trabajada con un efecto 3D que realza todo el conjunto. Se une visualmente por una línea cromada a los dos faros delanteros, estrechos y en diagonal, con unas ópticas que de noche recuerdan a los ojos de un depredador. Todo da lugar a un frontal agresivo, al que da gusto contemplar acercándote al coche antes de montarte, siendo antesala de lo que llegará después.

Lateralmente avanza el diseño de manera homogénea, sin líneas de tensión marcadas, utilizando volúmenes cóncavos y convexos para jugar con los reflejos del exterior, donde cabe hacer mención especial al color rojo, con un brillo y profundidad en la tonalidad que junto a la carrocería resplandece espectacular. Sin duda, para mí, no hay color mejor trabajado que este en la marca, vale cada euro que cuesta y merece ser admirado con calma.

Las ventanillas, estrechas y con una línea perfectamente inclinada que parte del capó, viaja prácticamente paralela con la trayectoria del fondo de plástico para transmitir la sensación de que el vehículo está inclinado hacia delante, como el diseño aerodinámico de un deportivo. Con ello logran que, aun habiendo una gran proporción de chapa, no lleguemos a fatigarnos visualmente.

La parte trasera cobra protagonismo en este coche y se nota que le han dedicado grandes recursos a ella. Se encuentra levantado con respecto a la parte delantera siguiendo la filosofía de diseño de flecha que atraviesa el aire. Mezcla muy bien los distintos materiales y colores para que no haya pesadez óptica, donde destaco el alerón negro que le aporta carácter a la luneta y el doble escape real cromado, como debe ser, muy distinto a los escapes simulados que se están poniendo de moda. La doble óptica trasera es simplemente espectacular, con un gran desarrollo invertido en ella para conseguir cerrar los laterales de la parte trasera y unirlos visualmente con el logo, elegantemente posicionado.

Los volúmenes están muy bien conseguidos, con un capó de grandes proporciones y un techo redondeado que parte del estilizado parabrisas, consiguiendo la estética coupé que tanto añoramos y que se ha perdido últimamente, aportando también un diseño aerodinámico sobresaliente sin ruidos provocados por el viento a altas velocidades.

Elegante y práctico interior

La otra filosofía principal que aplican es Jinba Ittai, que viene de la fusión entre el jinete y su caballo, cómo se compenetraban hasta ser uno, desplazándose juntos, y que ahora sería entre el conductor y su vehículo. Este pensamiento impregna tanto el puesto de conducción como todo el comportamiento dinámico del vehículo.

El interior utiliza formas que provocan la sensación de que todo está unido alrededor tuyo, de que en el coche eres el protagonista. Comienza en la puerta del conductor con una estela que da la mano al salpicadero y lo atraviesa entero hasta cerrar la silueta por la puerta del acompañante. Todo ello con unas curvas suaves y unos materiales de piel y gran tacto que transmiten una calidad premium en un entorno elegante.

Los asientos recubren lo suficiente la espalda incluso yendo alegre por curvas reviradas, donde no notamos que nos desplacemos, como suele ocurrir habitualmente, gracias a que están anclados al chasis. Además, para viajes más largos tienen el suficiente mullido como para ser cómodos y no fatigarnos en largos intervalos conduciendo.

El cuadro de instrumentos, centrado y simétrico, es híbrido entre una pantalla central y las agujas clásicas. Me parece un acierto no haber perdido las agujas en el cuenta-revoluciones, pues con los motores que monta, da gusto ver moverse la aguja en todo el rango.

En cuanto al info-entretenimiento, tenemos una pantalla central orientada al conductor y controlada por un mando físico cercano a la palanca de cambios. La pantalla está en una ubicación perfecta, a la altura de los ojos, que hace que no tengamos que girar apenas la vista para comprobarla por lo que ganamos en seguridad, igual que con el climatizador, que al ser independiente no tenemos que distraernos intentando ajustarlo desde una pantalla táctil como ocurre en otras marcas.

Un acierto el head up display proyectado directamente en el parabrisas, muy elegante y de gran definición. Como detalle, además de la información habitual indica también si tenemos un vehículo en nuestro lateral, sin tener que mirar el retrovisor.

Todos los botones del habitáculo son físicos, bien ajustados y en la cantidad justa. Con todo ello, me queda la impresión de que se ha estudiado a conciencia la colocación de todos los elementos y que la cantidad y calidad percibida tiene un sentido en conjunto para crear el ambiente que buscaban de sentirte cercano al coche, como si fuera realmente una prolongación de ti. Todo está a la mano y en lugares lógicos, sintiéndote en casa en cuanto llevas pocos kilómetros con él.

Comportamiento del Mazda CX-30

En el comportamiento dinámico y motriz del coche, podemos decir que conviven dos personalidades bien diferenciadas.

En carretera secundaria, siendo alegres y buscando divertirnos, transmite sensaciones de verdadero coupé. El coche mantiene siempre la trazada gracias a tener una distancia al suelo tan solo un centímetro más alta que el Mazda 3, con el que se nota que comparte plataforma, una suspensión dura que mantiene el coche siempre estable pero que absorbe muy bien las irregularidades del asfalto, incluso en apoyos fuertes, y a unas llantas que le dan un aplomo espectacular consiguiendo que el chasis se sienta ágil enlazando curvas. Al entrar en ellas, no cabecea ni tiene subviraje, mostrándose muy neutro en los giros, todo ello debido al gran reparto de pesos y un centro de gravedad que se nota bajo, dando seguridad incluso en tramos muy  revirados. Nos invita a confiar en él, permitiendo entrar con viveza en los giros sabiendo que no nos hará ningún extraño, con una batalla corta que otorga mucho dinamismo y rigidez al chasis.

El volante, perfectamente redondo, como nunca debieron dejar de ser, de gran diámetro y tacto preciso, da suficiente información del agarre que tenemos en todo momento, permitiendo ajustar con precisión la trayectoria.

Por otro lado, en un uso más de diario, en ciudad o autovía, conducirlo transmite tranquilidad y calma. La insonorización es exquisita y el sistema de sonido BOSE hace el resto. Apetece simplemente salir a pasear con él, tan solo por el placer de poder disfrutar del gran trabajo de diseño y puesta a punto que han hecho los ingenieros de Mazda, impregnando este modelo con toda su filosofía.

 

He podido probar los dos motores atmosféricos que monta, tanto el de 122CV como el de 186CV. El primero es más que suficiente para la mayoría, con un consumo ajustado y la suficiente potencia para no verte comprometido en carretera, moviendo el coche con solvencia. Sin embargo, por la pequeña diferencia de precio, sin duda recomiendo el de 186CV, que además ha sido desarrollado con una tecnología única, siendo el primer motor comercial de gasolina que funciona por compresión, consiguiendo mejorar la eficiencia a la vez que aumenta la potencia. Sin duda hay que probarlo porque lo acabarás adorando.

Entrega la potencia de manera lineal, lo que lo hace realmente suave y fácil de conducir. El pedal del acelerador es de gran recorrido, haciéndonos ser muy precisos con la demanda de fuerza que necesitamos en cada momento. Además, al no llevar turbo, evitamos esos típicos tirones que dan a veces cuando entran en funcionamiento.

Si queremos divertirnos, el motor nos exigirá ir a la zona alta del cuenta-revoluciones y para ello sacaremos partido a una de las mejores cajas de cambio que he probado: directa, rápida y suave. La palanca de cambios, muy cerca de la posición de conducción, tiene unos recorridos precisos y cortos, con un embrague que sincroniza con maestría los cambios de marcha para no perder fuerza motriz. Es un motor muy elástico, que te pide estirarlo para darte todo lo que lleva dentro, sin que lo notes sufrir o vibrar en ningún momento. Parece no tener fin cuando le pisas y sube de revoluciones, sintiéndose cómodo en esa zona y con un sonido muy conseguido dentro del habitáculo.

Espectacular como han mezclado en el mismo motor dos personalidades tan distintas, la del día a día, confortable, con bajo consumo y suave, así como la del fin de semana más gamberro, buscando divertirnos con él y sacándonos una sonrisa.

 

Conclusiones

Sin duda, toda una sorpresa lo que es capaz de hacer sentir y como han conseguido plasmar en un SUV coupé toda la filosofía de la marca, a la vez que gracias a la estética se han acercado a un mayor abanico de clientes, como demanda el mercado. Mi más sincera enhorabuena al equipo de ingeniería y diseño que hay detrás de este modelo.

Como decía al principio, debo agradecer la gran profesionalidad del equipo de Monza Motor, por dejarme probar algunos modelos, para así poder redescubrir a la marca con cada vehículo nuevo que saca. De esta manera aumenta nuestra fidelidad con ellos y puedo compartir con vosotros mis impresiones.

 

Mazda tiene un misticismo que escapa de las hojas interminables de equipamientos. Es necesario probarlos bien para entender toda la magia que esconden dentro. Consiguen que olvidemos todo el ruido de marketing al que estamos expuestos en este sector y volvamos a recordar que lo principal de un coche sigue siendo disfrutar conduciéndolo.

No está todo perdido en este sector con marcas que sigan apostando por sus ideales y filosofía, ojalá nos siga quedando Mazda.

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